Narrar la historia de mi vida buscando
un significado que me permita entender el camino elegido, me resulta difícil, sobre
todo, el motivo que me llevo a ser de profesión enfermero.
Comencé a trabajar a los 13 años, fui
metalúrgico, aprendiz tornero hasta los
17 años. No existía Ley sobre trabajo infantil. Mi madre enfermera en el
Hospital Tornú, mientras ella trabajaba yo esperaba en la plaza de juegos del mismo hospital, situación que tal vez sin querer, marco mi destino.
Mi primer trabajo como enfermero lo
realice en el año 1975 siendo estudiante de la carrera de enfermería, fue en el
Hogar de Ancianos Viamonte, de la calle Junín 1930, hoy en ese lugar existe un
centro cultural. Guardo hermosos recuerdo y
afecto por aquellos
ancianos.
El
ingreso como estudiante de enfermería fue consecuencia de mi hermano y mi madre, que me anotaron en el plan de estudios conocido como Patricias Argentinas. En la entrevista para el ingreso, recuerdo que alguien me pregunto
si me inscribía por vocación, realmente
nunca supe si la pregunta respondía a una condición exclúyente para ingresar a la carrera o un prejuicio personal, lo concreto es que después de algunos exámenes psicofísicos me otorgaron
una beca y comencé a estudiar en el querido Hospital Alvear, de
la Avenida Warnes. Así inicie una carrera totalmente distinta a la conocida de talleres y fabricas. Distinta clase de compañeros,
cerca de 500 nuevas personas, que invadíamos el hospital, uniformados de celestes, vestimenta que nos identificaba como estudiantes de enfermería. Distinta la relación
con la gente, el trato mas formal con los profesionales y distintos los códigos de convivencia, que no se parecían en nada con la vida de taller.
La
carrera tuvo sus tropiezos, porque con la caída del gobierno en el año 1976 se nos
dividió en diferentes hospitales/escuelas, lo que produjo que muchos abandonaran la carrera, mientras otros aguantamos. Los grupos de compañeros fueron dividido, al nuestro nos toco en primera instancia el Hospital Geriátrico Martín Rodrigues y posteriormente el Hospital Teodoro Alvarez, donde terminaríamos abruptamente la
carrera.
Al finalizar el curso, me nombraron auxiliar de enfermería ya que no
tenia completos mis estudios secundarios. Con 18 años, comencé a trabajar como auxiliar en el Hospital Alvear, corria el año 1976 continué en este hasta fines de 1978. Esos años, afirmaron mi vocación de enfermero. En aquellos tiempos la
carencia de personal de enfermería era notoria, en ocasiones quedábamos solos
con el cuidado de más de 60 pacientes. Mis
instructores fueron generalmente los médicos jefes de servicio, quienes
directamente hacían observaciones sobre las
prestaciones que debía hacer. Trabaje
en los servicios de Clínica médica: con los Dres. Navarret, Baldi y Abalos. En Urología: con el Dr.
Etala. Traumatología: Dr. Salomón Schester. Cirugía: Dres. Cordero, Marino, Trigo.
Conocí muchos médicos y residentes que al
consolidar su carrera fueron importantes
referentes de escuela medica.
En el año 1979 entre a trabajar en el
Sanatorio Guemes, ya había culminado mis estudios secundarios y me inscribí
para estudiar enfermería profesional en
la escuela Cecilia Grierson.
El
Sanatorio Guemes se consideraba la institución medica más importante de la época, despertó mi curiosidad el orden la tecnología, yo estaba acostumbrado a trabajar en salas colectivas donde todo se hacia artesanalmente. Talla vesical, diálisis peritoneal , curaciones de pacientes eventrados, traqueostomias, lavados de estómagos, diversos cuidados y tratamientos que era común realizarlos en la sala, lo que me permitió ver , colaborar y aprender.
Mas veia mayor fue mi inquietud por aprender. Trabaje en Cirugía
Cardiovascular, Recuperación Cardiovascular, fui enfermero Jefe en el Área de
Cirugía, tuve el placer de conocer y trabajar con los cirujanos y
médicos mas renombrados y prestigiosos. Dr. Leoncio Fernández,
Dr. del Sel, Dr. Albanese, Dr. Favaloro y
su equipo, Dr. Fermín García, Dr.
Doglioti, Dr. Sturla, Dr. Yoel, Dr Pileuv, Dr. Decout y muchos residentes que hoy que gozan de gran prestigio, anestesistas, patólogos, infectologos, tantos que lamento no poder recordar sus nombres y apellidos. Hoy transcurridos varios años, tomo
conciencia que la escuela es fundamental. Tuve el gusto de tratar a muchos de los más
prestigiosos médicos argentinos y el estimulo para concurrir a cuanto congreso,
jornada, curso pudiera. Realice cursos de Recuperación
Cardiovascular, bomba extracorporea, Terapia Intensiva, Hemodiálisis, Técnicatura en
Cardiología. Fui encargado de Servicio de Partos, Endoscopia, Servicio de
esterilización. Conocí y tuve relación de dependencia con las enfermeras Estrella Fernández y Juana
Bustingorri, Jefas muy exigentes y como
en toda época pasada, para no contradecir.
Del
Sanatorio Guemes me fui en 1982. Ese mismo año fui nombrado en el Hospital
Municipal del Quemado donde había gestionado el ingreso. Al Hospital de
Quemados le dedique 31 años con doble
cargo, que ocupaban doce horas diarias de vida. Recorrí todos los servicios y viví la gestión de diferentes Directores: Dr.
Benain, Dr. Bonasola, Dra. Corujo, Dr.
Rimoli, Dr. Cafarati, y en los últimos años hasta mi retiro el Dr Ortega. En este hospital conocí importantes especialistas. Dr. Arufe, Dr. Otero, Dr Angrillani y cirujanos plásticos muy reconocidos, con muchos de ellos compartí los 31 años que dedique al Hospital de Quemados. Tantos
años me dieron sólida experiencia en
la especialidad.
Del poco tiempo libre y del mucho tiempo que saque a mi familia lo dedique a estudiar, realice la Licenciatura en Enfermería,
en La Universidad
Nacional de Lomas de Zamora, Hice un Profesorado en Ciencias Biológicas,
Coordinación en Transplante de Órganos, fui docente en la escuela de Enfermería
Cecilia Grierson, Ayudante de cátedra de la materia Paciente Critico en la
UNLZ. Comisionado durante 3 años para especializarme en procuración de órganos,
donde adquirí experiencia en
mantenimiento cadavérico, considerado una especialidad de terapia intensiva. Desde el año 1997 fui colaborador del Dr.
Drago en el Banco de tejidos, donde se desarrollaron investigaciones sobre
matrices biológicas, adquirí conocimiento en la preparación, almacenamiento,
control, distribución y protocolos de investigación de
matrices dérmicas y cultivos de queratinocitos.
El
31 de mayo de 2013 decido mi retiro del Hospital de Quemados para hacer otras
cosas.
A las nuevas generaciones que buscan sus lugares hay que abrirles paso para que que continúen construyendo.
A las nuevas generaciones que buscan sus lugares hay que abrirles paso para que que continúen construyendo.
Sentimentalmente dejo mi trabajo en el Hospital de Quemados que fue dueño de una parte importante de mi
vida, mi otra casa. Lamentablemente en un lugar donde se ve tanto dolor y sufrimiento, tomar distancia me deja el sabor de sentir que estuve atrapado en el purgatorio.
Lic. Jorge E Murano
No hay comentarios:
Publicar un comentario