viernes, 9 de agosto de 2013

Mi Biografia


Narrar la historia de mi vida buscando un  significado que me permita entender el  camino elegido, me resulta difícil, sobre todo, el motivo que me llevo a ser de profesión enfermero.
Comencé a trabajar a los 13 años, fui metalúrgico, aprendiz  tornero hasta los 17 años. No existía Ley sobre trabajo infantil. Mi madre enfermera en el Hospital Tornú, mientras ella trabajaba yo esperaba  en la plaza de juegos del mismo hospital, situación que tal vez sin querer, marco mi destino.
Mi primer trabajo como enfermero lo realice en el año 1975 siendo estudiante de la carrera de enfermería, fue en el Hogar de Ancianos Viamonte, de la calle Junín 1930, hoy en ese lugar existe un centro cultural. Guardo hermosos recuerdo y  afecto por  aquellos ancianos. 
El ingreso como estudiante de enfermería fue consecuencia de mi hermano y mi madre, que me anotaron en el plan de estudios conocido como Patricias Argentinas. En la entrevista para el ingreso, recuerdo que alguien me pregunto si me inscribía por  vocación, realmente nunca supe si la pregunta respondía a una condición exclúyente para  ingresar a la carrera o un prejuicio personal, lo concreto es que después de algunos exámenes psicofísicos me otorgaron una beca  y comencé  a estudiar en el querido Hospital Alvear, de la Avenida  Warnes. Así inicie una carrera totalmente distinta a la conocida de talleres y fabricas. Distinta clase de compañeros, cerca de 500 nuevas personas, que invadíamos el hospital, uniformados de celestes, vestimenta que nos identificaba como estudiantes de enfermería. Distinta la relación con la gente, el trato mas formal con los profesionales y distintos los códigos de convivencia, que no se parecían en nada con la vida de taller.
La carrera tuvo sus tropiezos, porque con la caída del gobierno en el año 1976 se nos dividió en diferentes hospitales/escuelas, lo que produjo que muchos abandonaran la carrera, mientras otros aguantamos. Los grupos de compañeros fueron dividido, al nuestro  nos  toco  en primera instancia  el Hospital Geriátrico Martín Rodrigues y posteriormente el Hospital Teodoro  Alvarez, donde terminaríamos abruptamente la carrera. 
Al finalizar el curso, me nombraron auxiliar de enfermería ya que no tenia completos mis estudios secundarios. Con  18 años, comencé a trabajar como auxiliar  en el  Hospital Alvear, corria el año 1976 continué  en este hasta fines de 1978. Esos  años, afirmaron mi vocación de enfermero. En aquellos tiempos la carencia de personal de enfermería era notoria, en ocasiones quedábamos solos con el cuidado de más de 60 pacientes. Mis instructores fueron generalmente los médicos jefes de servicio, quienes directamente hacían observaciones sobre  las prestaciones que debía hacer. Trabaje en los servicios de Clínica médica: con los  Dres. Navarret, Baldi y Abalos. En Urología: con el Dr. Etala. Traumatología:  Dr. Salomón Schester. Cirugía: Dres. Cordero,  Marino,  Trigo. Conocí  muchos médicos y residentes que al consolidar su carrera fueron importantes  referentes de escuela medica.
En el año 1979 entre a trabajar en el Sanatorio Guemes, ya había culminado mis estudios secundarios y me inscribí para estudiar enfermería profesional  en la escuela Cecilia Grierson.
El Sanatorio Guemes se consideraba la institución medica más importante de la época, despertó mi curiosidad el orden la tecnología, yo estaba acostumbrado a trabajar en salas colectivas donde todo se hacia artesanalmente. Talla vesical, diálisis peritoneal ,  curaciones de pacientes  eventrados, traqueostomias, lavados de estómagos, diversos cuidados y tratamientos que era común realizarlos en la sala, lo que me permitió ver , colaborar y aprender.
Mas veia mayor fue mi  inquietud por aprender.  Trabaje en Cirugía Cardiovascular, Recuperación Cardiovascular, fui enfermero Jefe en el Área de Cirugía,  tuve el placer de  conocer y trabajar con los cirujanos y médicos mas renombrados y prestigiosos. Dr. Leoncio Fernández, Dr. del Sel,  Dr. Albanese, Dr. Favaloro y su  equipo, Dr. Fermín García, Dr. Doglioti, Dr. Sturla, Dr. Yoel, Dr Pileuv, Dr. Decout y muchos residentes que  hoy que gozan de gran prestigio, anestesistas, patólogos, infectologos, tantos que lamento no poder recordar sus nombres y apellidos. Hoy transcurridos varios años, tomo conciencia que la escuela es fundamental. Tuve el gusto de tratar a muchos de los más prestigiosos médicos argentinos y el estimulo para concurrir a cuanto congreso, jornada, curso pudiera. Realice cursos de Recuperación Cardiovascular, bomba extracorporea,  Terapia Intensiva, Hemodiálisis, Técnicatura en Cardiología. Fui encargado de Servicio de Partos, Endoscopia, Servicio de esterilización. Conocí y tuve relación de dependencia con  las enfermeras Estrella Fernández y Juana Bustingorri, Jefas muy exigentes y  como en  toda época pasada, para no contradecir.
Del Sanatorio Guemes me fui en 1982. Ese mismo año fui nombrado en el Hospital Municipal del Quemado donde había gestionado el ingreso. Al Hospital de Quemados le dedique  31 años con doble cargo, que ocupaban doce horas diarias de vida. Recorrí todos los servicios y viví  la gestión de diferentes Directores: Dr. Benain, Dr. Bonasola,  Dra. Corujo, Dr. Rimoli, Dr. Cafarati, y en los últimos años hasta mi retiro el Dr Ortega. En este hospital conocí importantes especialistas. Dr. Arufe, Dr. Otero, Dr Angrillani y cirujanos plásticos muy reconocidos, con muchos de ellos compartí los 31 años que dedique al Hospital de Quemados. Tantos  años me dieron sólida experiencia en la especialidad.
Del poco tiempo libre y del mucho tiempo que saque a mi familia lo dedique a estudiar, realice la Licenciatura en Enfermería, en La Universidad Nacional de Lomas de Zamora, Hice un Profesorado en Ciencias Biológicas, Coordinación en Transplante de Órganos, fui docente en la escuela de Enfermería Cecilia Grierson, Ayudante de cátedra de la materia Paciente Critico en la UNLZ. Comisionado durante 3 años para especializarme en procuración de órganos, donde adquirí  experiencia en mantenimiento cadavérico, considerado una especialidad de  terapia intensiva.  Desde el año 1997 fui colaborador del Dr. Drago en el Banco de tejidos, donde se desarrollaron investigaciones sobre matrices biológicas, adquirí conocimiento en la preparación, almacenamiento, control, distribución y protocolos de investigación  de  matrices dérmicas y cultivos de queratinocitos.
El 31 de mayo de 2013 decido mi retiro del Hospital de Quemados para hacer otras cosas. 
A las nuevas generaciones que buscan sus lugares hay que abrirles paso para que que continúen  construyendo.
Sentimentalmente dejo mi trabajo en el Hospital de Quemados que fue dueño de una parte importante de mi vida,  mi otra casa. Lamentablemente en un lugar donde se ve tanto dolor y sufrimiento, tomar distancia  me deja el sabor de sentir que estuve atrapado en el purgatorio.
                                                                                      
                                                                                                           Lic.  Jorge E Murano




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